Discurso del Presidente de la Comisión Directiva, Martin Bochert.

El 20 de enero de 1907 un grupo de pobladores alemanes del lago Nahuel Huapi funda la «Deutsche Kirchen und Schulgemeinde». Entre ellos están Luis Horn, Cornelio Hagemann, Carlos Jurgens, Karl y Wilhelm Roeschmann, Hermann Haneck, Fritz Reichelt, Oscar Runge, G. Brauning, Emilio Vonn Puttkammer y Primo Capraro; cuya esposa era alemana y a quien debemos el nombre de nuestro Colegio. Algunos de ellos eran personal jerárquico de la Sociedad Chile-Argentina.

La escuela comenzó a funcionar en 1907 y según planilla del Consejo Nacional de Educación de Febrero de 1908 contaba en sus inicios con un aula de 35 m2, 20 asientos y 5 alumnos.

Se la clasificaba como escuela «alemana», rural y mixta; con clases por la mañana y la tarde; en un régimen de clases de septiembre a mayo. El edificio pertenecía a Georg Hube y los fundadores habían resuelto el problema religioso y educativo en la figura del pastor Iwan que ejerció funciones de maestro pastor desde 1908 hasta 1910. A mediados de 1909, notas entre funcionarios argentinos hablan de 14 alumnos.

En una sesión de 1910 se decide la compra del terreno de Hube y se discuten los costos de construcción de la escuela dejando entrever una diferencia de criterios, donde se termina decidiendo el nombre de «Sociedad Escuela Alemana».

Muchos años más tarde, y ya dándole mayor formalidad a la Institución, en la Asamblea General Extraordinaria del 25 de abril de 1953, se define el nombre de «Asociación Cultural Germano Argentina de Bariloche» y se establecen los estatutos. El 8 de julio de ese mismo año, se resuelve fundar una escuela que «coordine la enseñanza oficial argentina con los intereses de las colectividades de habla alemana».

En 1956 la Asociación obtiene la Personería Jurídica y en 1957 casa Lahusen (o Lausen, como se la conocía popularmente), propietaria del terreno y edificio donde funcionaba la vieja Escuela Alemana, transfiere el título de propiedad. La documentación existente sobre los comienzos de esta Asociación refleja el gran entusiasmo que motivaba a sus integrantes. Gran parte de las asambleas finalizaba con bailes que duraban hasta la madrugada. Esta intensa actividad social y estrechos vínculos que se forjaron, se ven reflejados en el rápido aumento de la cantidad de alumnos, que en 1956 ya era de 270 alumnos. Este nuevo impulso a partir de la refundación se mantiene durante las siguientes décadas, inaugurándose en 1980 la Secundaria.

Muchos años más tarde, en el año 2007 se desarmaron las antiguas aulas de madera que estaban en este mismo lugar, y aunque doloroso por la rica historia que había detrás de esas paredes, era para dar lugar a los cimientos de este edificio, que obrará de base fundamental en la educación de tantos chicos.

A mediados de 2020 pensábamos terminarlo, pero la pandemia atrasó todo…

Creo que uno de los motivos de haber logrado perdurar y evolucionar en los años es sin duda el respeto por la Institucionalidad, los consensos y el trabajo en equipo; así como la continuidad de los proyectos a pesar de los recambios generacionales y de personas. Sin éstos, difícilmente pueda lograrse llevar adelante este crecimiento.

La «Pequeña escuelita de inmigrantes» cumple hoy un rol trascendental para su comunidad. Las intenciones de los primeros inmigrantes de mantener la lengua y sus tradiciones se han ido transformando a medida que cambió el mundo en las últimas décadas. Hoy, con una creciente demanda de pluralismo cultural en marcha, los descendientes de aquellos inmigrantes y su escuela cumplen una nueva función: cada idioma aprendido nos abre un nuevo mundo, enriquece nuestras percepciones, establece nuevos vínculos hacia culturas diferentes y aumenta nuestras posibilidades profesionales.

Los primeros inmigrantes tal vez no soñaron que esa pequeña escuela se convertiría a lo largo del siglo, en un nexo hacia nuevas oportunidades para un creciente número de alumnos que en su mayoría no tienen descendencia alemana y que llegan hoy a casi 800.

Lo que es evidente en la actualidad, es que el aprendizaje de varios idiomas y la enseñanza «intercultural» son imprescindibles para el futuro personal y profesional de todo alumno y por ende para el futuro del país. La identidad europea del colegio cumple hoy esa función, no tan alejada de la de sus inicios: enriquecer una comunidad con diversidad cultural y de idiomas. Muchos de los que somos parte de este proyecto hemos sido alumnos, hoy padres y también abuelos.

 

Y que mejor para honrar los valores de nuestros fundadores que hacer más sólidas las bases, precisamente en el nivel inicial, donde todo comienza!

Queremos agradecer a muchas personas que participaron de este proyecto soñado, pero particularmente a:

–        El Sr. Intendente Gustavo Gennuso y al Jefe de Gabinete Marcos Barberis que acompañaron en la aprobación de los planos;

–        Sylvia Gambaro que persiguió férreamente optimizar los recursos de la Asociación y créannos que le dedicó mucho mas tiempo del que se puedan imaginar!

–        Ariel Gomis y todo el equipo de Administración.

–        Werner Lantschner que fue siguiendo cada detalle y cada rubro de la construcción permitiéndonos llegar hasta aquí;

–        Arquitecto Fernando Galindez que diseñó cada rincón de estas aulas;

–        Barbara Schöffel, exalumna del colegio y actual secretaria de la Comisión Directiva, que trabajó a sol y a sombra incluso en sus vacaciones;

–        Leo  y todos los chicos de “mantenimiento” que siempre dan más allá de lo esperado;

–        No podemos dejar de recordar a Roberto Brandstetter y Andres Kempel que nos dejaron demasiado pronto y también fueron parte de este proyecto;

–        Y por último queremos agradecer a Julie, Cintia, sus antecesoras Eve y Gisela… y a todos los docentes y directivos que trabajan incansablemente para llevar educación y valores a todos los alumnos.

En definitiva la parte humana siempre será la más importante!!!